Pablo de Neamera – Compagnia Teatrale

“El taller en Puerto Varas ha sido una experiencia muy buena para nosotros porque significó traer por primera vez fuera de Italia, de Europa, la comedia del arte, que es un género teatral originario de Italia”.
“El segundo taller que hemos realizado en isla Huar con niños de la Escuela unificada de la Isla, ha sido sobretodo un taller dedicado a la creación de máscaras a partir de las fantasías y el imaginario de los niños; pero se desarrolló también una segunda parte que consistía en realizar una pequeña puesta en escena donde ellos pudieran crear un personaje que previamente habían construido con la máscara”.
“La experiencia de Isla Huar ha sido totalmente diferente, tratándose del contexto de estar en una Isla, en un ambiente mucho más rural y con unas personas que nos han tratado desde el primer minuto, muy bien, tanto el equipo de profesores como las personas que habitaban la isla”.
“En el taller nos dimos cuenta que los niños de la Isla necesitan seguir con este proyecto de asistir a obras de teatro y sobre todo de participar en procesos formativos, porque necesitan mucho la expresión, el movimiento, crear y desvincularse del estereotipo del aula que es estar sentado, escuchar la lección de un profesor y después coger el bus y volver a casa”.
“El hecho de sacarlos del aula o que el aula se transforme en un espacio diferente de trabajar en el suelo, reír juntos, desplazarnos, mover las sillas y jugar un poco con el espacio y su hábitat cotidiano, eso para ellos es ya un estímulo inmenso”. “Cuando terminamos, los chicos estuvieron muy entusiasmados, muy emocionados, riéndose juntos antes de la presentación. Hicimos una pequeña muestra a los compañeros más pequeños y a los profesores de la escuela. Les gustó mucho y fruto de ello, los profesores y los propios alumnos, tuvieron la simpatía de cambiar un poco lo que nosotros habíamos aportado y nos cantaron unas canciones de la Isla, con sus instrumentos, guitarra, un bombo, un acordeón. Fue algo muy hermoso que nos llegó al corazón de una manera muy potente y nos emocionamos mucho al verlos cantar unas canciones que además eran muy bonitas, muy simples, con mucha ternura, fue un cambiar las cosas en el sentido de “ustedes habéis construido con los niños, pues bien, nosotros os regalamos nuestras canciones con estos bailes”. Nos invitaron a bailar, con una cueca, el baile tradicional y fue un momento muy emotivo, nos emocionamos muchísimo y nos quedamos de alguna manera encantados con la experiencia en la escuela de la Isla”.
“Después tuvimos la oportunidad de conocer un poco la Isla, de hablar con sus habitantes, y bueno, al inicio siempre hay algún recelo con quien viene de afuera pero creo que el festival está muy arraigado, la gente tiene muchas ganas de que continúen las funciones, de que vayan y viajen”.
“A nosotros nos gustaría mucho volver porque hemos hecho muchos amigos en la Isla y hablar con las personas también ha sido muy enriquecedor porque a nosotros que venimos de Italia nos preguntan de dónde vienen, cómo es vuestra comida, ha sido eso muy enriquecedor a nivel personal, porque al estar en una Isla el tiempo pasa lento, todo está muy concentrado, el hecho de conocer a esas personas que ven de una manera muy simple, muy artesanal, con su tierra, con su vino, con sus alimentos, con sus costumbres y entrar y poder estar dentro de la cotidianeidad de una familia, que formaba Isabel y don Segundo ha sido un regalo, un regalo del Fitich para nosotros.
Remarcamos esta experiencia de la Isla que es como si fuera verdaderamente lo que nosotros desde Italia creíamos que es el núcleo de lo que es este festival, la esencia del Fitich creo que ha podido ser ese momento en que los niños, los profesores nos cantaban las canciones de su Isla.
Encantados con la experiencia y quién sabe si poder volver con otro trabajo, poder volver a trabajar con esos niños, poder volver a conocer más gente, en definitiva la experiencia nuestra en el Fitich ha sido muy importante, porque nos hace comprender que no todo es hacer teatro en el lugar donde tú vives sino abrirte, conocer otras personas y que tu trabajo y tu vida se transforme a través de conocer otras personas, cómo la gente vive, cómo hablas, como se expresa, como respira, como es su cotidianeidad tan particular. Para nosotros es un aprendizaje continuo y para nosotros es un inmenso placer traer un proceso formativo, una función, un espectáculo y de alguna manera agradecer al Fitich, especialmente a Gabriela.
En Isla Huar nosotros íbamos a la Escuela en el autobús, pequeñito, con los niños, donde ellos cantaban sus canciones, hacían sus juegos para que fuera más divertido el trayecto a la escuela y de alguna manera nos hemos visto inmersos en esos juegos que nos han hecho transportarnos a nuestra época cuando nosotros también teníamos esas mochilas pequeñitas, con cuadernos, lápices, ha sido una anécdota muy bonita poder ir a la Escuela con los niños en su mismo medio de transporte.